Mateo.
Fue rescatado de la calle con tres meses junto a su hermana, pero nunca conseguimos que cogiera simpatía hacia los humanos.
Aunque,.. si le pillamos muy muy dormido, conseguimos acariciarle la tripita y que nos haga croquetas, pero eso pasa, si acaso una vez al año…
Hoy se ha convertido en un gato gordo con adicción a las latitas y al pienso de cachorro.
Es tremendamente amigo de Pollo (otro de nuestros gatetes) casi siempre duermen juntos e incluso se buscan para echarse sus siestas bien apretujaditos.